No cabe duda de que contiene un excelente código ético que no tiene parangón en su perfección y actitud altruista. Contempla una forma de vida para los monjes y otra para los laicos. Pero el Buddhismo es mucho más que una enseñanza moral ordinaria. La moralidad es sólo el estadio preliminar en el Camino de la Pureza, y es un medio para alcanzar un fin, pero no un fin en sí mismo. La conducta, aunque esencial, es por sí misma insuficiente para obtener la propia emancipación. Debería ir acompañada de sabiduría o conocimiento (paññā). La base del Buddhismo es la moralidad y la sabiduría es su cumbre.

Al observar los principios de moralidad, un buddhista no debería considerar sólo su propio yo sino que debería también tener en cuenta a los demás -animales incluidos-. La moralidad en el Buddhismo no está basada en ninguna revelación cuestionable ni es la ingeniosa invención de una mente excepcional, sino que es un código racional y práctico basado en hechos verificables y en la experiencia individual.

Debería mencionarse que ningún agente externo sobrenatural juega papel alguno en el moldeado del carácter de un buddhista. En el Buddhismo no hay nadie que premie o castigue. El dolor y la felicidad son resultados inevitables de las propias acciones. La cuestión de incurrir en el agrado o el desagrado de un Dios no entra en la mente de un buddhista. Ni esperanza de recompensa ni miedo al castigo actúan como incentivo para él a la hora de hacer el bien o abstenerse de hacer daño. Un buddhista es consciente de las consecuencias futuras, pero se abstiene de hacer el mal porque retrasa y hace el bien porque ayuda en el progreso hacia la Iluminación (Bodhi). También hay algunos que hacen el bien porque es bueno y se abstienen de hacer daño porque es malo.

Para entender la excepcionalmente alta calidad moral que el Buddha espera de sus seguidores ideales, uno debe leer detenidamente el Dhammapada, el Sigālovada Sutta, el Vyaggapajja Sutta, el Mangala Sutta, el Karanīya Mettā Sutta, el Parābhava Sutta, el Vasala Sutta, el Dhammika Sutta, etc.

Como enseñanza moral, supera a todos los demás sistemas éticos, pero la moralidad es sólo el principio y no el fin del Buddhismo.

En un sentido, el Buddhismo no es una filosofía, en otro sentido, es la filosofía de las filosofías.

En un sentido, el Buddhismo no es una religión, en otro sentido, es la religión de las religiones.

El Buddhismo no es ni un camino metafísico ni un camino ritualista.

No es escéptico ni dogmático.

No es auto-mortificación ni auto-indulgencia.

No es ni pesimista ni optimista.

No es ni eternalismo ni nihilismo.

No es absolutamente de este mundo ni de otro mundo.

Es un Camino único de Iluminación.

El término original pali de Buddhismo es Dhamma que, literalmente, significa “lo que sostiene”. No existe un término equivalente en español que coincida exactamente con el significado del término pali.

El Dhamma es lo que realmente existe. Es la Doctrina de la Realidad. Esto significa la Liberación del sufrimiento, y la Liberación misma. El Dhamma existe, se presentara o no el Buddha. Permanecía escondido de los ojos ignorantes de los hombres, hasta que un Buddha, un Iluminado, lo reconoció y compasivamente lo reveló al mundo.

Este Dhamma no es algo ajeno a uno mismo, sino que está estrechamente asociado a uno mismo. En este sentido, el Buddha exhorta:

“Vivid siendo uno mismo como una isla, uno mismo como un Refugio. Que el Dhamma sea vuestra isla, que el Dhamma sea vuestro Refugio. No busquéis otro refugio.” (Parinibbāna Sutta).