BUDDHISMO

¿Es una religión?

EL BUDDHISMO

Camino de la Liberación

Tampoco es una religión en el sentido en que se entiende comúnmente esta palabra, dado que no es “un sistema de fe y culto que suponga lealtad alguna a ningún ser sobrenatural”.

El buddhismo no demanda fe ciega a sus adeptos. Aquí, la mera creencia es destronada y sustituida por la confianza basada en el conocimiento que, en lengua pali, se conoce como saddhā. La confianza depositada por un seguidor en el Buddha es como la de una persona enferma en un noble médico, o un estudiante en su profesor. Un buddhista busca refugio en el Buddha porque fue él quien descubrió el Camino de la Liberación.

 

Un buddhista no busca refugio en el Buddha con la esperanza de ser salvado por la purificación personal del Buddha. El Buddha no da tal garantía. No está dentro de la capacidad del Buddha limpiar las impurezas de otros. Nadie podría ni purificar ni corromper a otro.

El Buddha, como maestro, nos instruye, pero somos nosotros mismos los directamente responsables de nuestra purificación.

Aunque un buddhista busque refugio en el Buddha, no hace ninguna auto-entrega. Tampoco un buddhista sacrifica su libertad de pensamiento convirtiéndose en seguidor del Buddha. Puede ejercer su propio libre deseo y desarrollar su conocimiento incluso hasta el punto de convertirse él mismo en un buddha.

El punto de partida del buddhismo es razonar o comprender o, en otras palabras, sammā-diṭṭhi.

A los que buscan la verdad, el Buddha les dice:

“No hay que aceptar nada porque sea tradición (esto es, pensando que lo hemos oído desde siempre).

No hay que aceptar nada porque venga de un linaje de maestros (esto es, pensando que ha sido transmitido así a través de muchas generaciones)-.

No hay que aceptar nada porque se rumoree (esto es, creer en lo que otros dicen sin hacer comprobaciones)-.

No hay que aceptar nada porque aparezca en textos sagrados.

No hay que aceptar nada porque sea razonable.

No hay que aceptar nada porque sea lógico.

No hay que aceptar nada porque sea la conclusión de una demostración.

No hay que aceptar ninguna teoría porque se considere plausible.

No hay que aceptar nada porque sea dicho de manera elocuente (o porque penséis: «quien lo dice es nuestro maestro»).

“En cambio, cuando conozcáis por vosotros mismos que ‘estas cosas son perjudiciales, estas cosas hay que evitarlas, estas cosas las condenan los sabios, estas cosas, si se cultivan y se frecuentan, conducen al malestar y al sufrimiento’, entonces, rechazadlas”.

“En cambio, cuando conozcáis por vosotros mismos que ‘estas cosas son beneficiosas, estas cosas no hay que evitarlas, esas cosas las elogian los sabios, estas cosas, si se cultivan y se frecuentan, conducen al bienestar y a la felicidad’, entonces, – entonces, aceptadlas y vivid de acuerdo con ellas”.

Scroll al inicio
Ir al contenido